Refugiados contra el olvido ©

Cada vez más el tiempo pasa, y nos hacemos más viejos, amistades cambian, carácter y personalidad también. Personas pasan por tu lado, algunas dejan huellas, otras se esfuman, unas te hacen daño, te mienten... O a otras puedes que le hagas daño tú mismo, queriendo o sin querer. Caminas por la calle y ves que pasa miles de personas con sentimientos, emociones, pensamientos... Pero no es nada importante para ti. Tú tan sólo sigues avanzando, caminando, luchando, sigues con tu camino, el que has de acabar algún día. Pero esas personas pudieron haber sufrido más que tú por pérdidas de personas, o... esas personas, alguna de ellas puede pasar por tu vida y no saber que será una de las más importantes para ti y a lo mejor, con un poco de suerte, puede que se quede para siempre, ya que, las personas que se quedan para siempre en tu vida y nunca se van, sólo se pueden contar con los dedos de una mano. 

Hay dos tipos de personas: las personas que, conoces y te dejan deslumbrada, y piensas.. ¡coño, esta persona es increíble!, la sigues conociendo y piensas... '¿No tiene nada más que enseñarme?' fue tan transparente en un principio que descubriste todo sobre él o ella, pero y ahora ¿qué? me ha aburrido esa persona, puede que se haya creado pesada, o un poco falsilla, siempre de risitas y sin mostrar sus sentimientos, ya te aburren.

Pero luego está el otro tipo de personas, ese tipo de personas que me encantan y no me dejan de deslumbrar día a día. Es tipo de personas que las conoces y nunca te dejan claro nada de ella, un día la conoces y dices, 'Ala que bien, he conocido otra persona', pero con el paso de los días vas descubriendo algo en ella, cada vez otra cosa, y otra cosa, te va creando sensación, piensas, 'esta persona es muy interesante, siempre me muestra algo más de ella, sobre su vida' y con el paso del tiempo, esa persona se puede convertir en algo más para ti, algo más que una amistad. Y no hablo sobre el amor, hablo sobre esa amistad, esa amistad que te llena tanto, tanto que no la puedes llamar amistad. O también podemos hablar de amor, claro está.

Paula Ballesté © 23 12 2010